Esta mañana todos estuvimos pendientes de
los restos óseos hallados en la escombrera de Camas…
Este es un tema que me
toca el corazón… es un caso que me parece desesperante… y ya no hablo de la
desaparición de Marta del Castillo ni de su presunto asesinato, ni de las ridículas condenas
impuestas y no impuestas a los implicados, ni del cachondeo que supuso que dos
de los acusados reclamaran a la familia víctima las costas judiciales… Todo
el apoyo que se le pueda mostrar a la familia de Marta es poco.
Lo que quiero es expresar mi más profunda
indignación por las falsas afirmaciones de los acusados sobre el lugar
donde se encuentra el cuerpo, y sobre todo porque el cuerpo sigue en
paradero desconocido.
A eso se le llama maltrato
psicológico y tortura emocional.
Los implicados en este crimen están
ejerciendo sobre la familia de Marta una forma de violencia basada en el poder
y la dominación, negándose a conferirles el indiscutible derecho a conocer el
paradero de su cuerpo. Están pisoteando sus sentimientos, ridiculizando su
dolor, ignorando sus necesidades emocionales, ninguneando su natural necesidad
de saber, ensañándose con sufrimiento…
Cuanto más tiempo pasa esta familia viviendo
la tortura a la que les están sometiendo quienes saben donde está su niña, más
profunda es la huella que este maltrato deja en su interior.
Y creo que ya va siendo hora de
que la Fiscalía o a quien competa del Poder Judicial tome las medidas necesarias para terminar con este maltrato, acusándoles de oficio por este delito que a mayores están cometiendo y haciendo caer sobre ellos todo el peso de la Justicia.
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