Una
de las principales inversiones de todos los hogares es la provisión de víveres.
Gastamos y gastamos más y más dinero en comida… pero ese gasto no tiene porqué
ser directamente proporcional a la calidad de nuestra alimentación.
Cuando
tenemos sobras de platos preparados, casi nunca apetece volver a comer lo mismo
de cena ni al día siguiente, y es muy posible que los restos tampoco nos
lleguen para todos.
Así
que la solución es “reinventar” el menú, multiplicarlo, y también recurrir al
congelador (¡nuestro gran aliado!)… Para mejorar la economía familiar es
esencial que nada comestible termine en el cubo de la basura.
Aquí
os pongo una tabla de ideas para hacer “comidas de aprovechamiento” variadas,
que puedes adaptar a tus propias recetas:
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