Hoy os traigo a mi blog familiar una receta de torrijas, que son
un postre tradicional de Semana Santa. En mi casa las hacemos para aprovechar el pan duro: cuanto más duro esté, más absorberá el líquido.
Primero, corto el pan en rebanadas de unos 2
centímetros de grosor y las empapo bastante en leche con azúcar. También
puedes añadirle algún licor, pero yo las hago para que las tomen los niños…
Cuando
retiro el pan empapado, lo aprieto un poco entre las dos manos para escurrir la
leche.
Luego rebozo
las rebanadas en huevo batido, y las
frío en aceite de oliva bien caliente
hasta que se doran por los dos lados.
Las
coloco sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite, les espolvoreo
un poquito de azúcar y canela, y las dejo enfriar.
Pueden
tomarse así, pero yo las sirvo empapadas en un almíbar ligero. Para hacerlo pongo agua al fuego y le voy añadiendo
azúcar mientras remuevo hasta que coja el espesor que quiero.
Otra
opción es abrir una lata de piña o melocotones en almíbar, cortar la fruta en
trozos menudos y añadirle todo a las torrijas, pero si decides hacer las
torrijas así acompañadas no les eches el azúcar y la canela después de freírlas
porque te quedarán demasiado dulces.
Una
receta fácil, tradicional y riquísima…
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