Ser madre es una
experiencia muy personal, que debemos afrontar con toda la
estabilidad emocional y la fortaleza con la que seamos capaces.
Hay una serie de
errores típicos de las madres primerizas que se repiten y que
generalmente ya no se cometen cuando afrontas la segunda maternidad:
- Darle demasiada importancia a todo lo material es un error muy común. Nos obsesiona tenerlo todo, necesitamos la amplia diversidad de artículos del catálogo de puericultura, y si tenemos media tienda de ropa infantil, mejor que mejor... “Por si acaso”. Pero la mayoría de las cosas que acumulamos son prescindibles, y lo que de verdad necesita nuestro bebé es tener una madre relajada durante el embarazo y la crianza, y no una madre angustiada para que a su hijo no le falte nada material. Tu bebé no se enterará si lleva o no el saco del carrito a juego con su ropa, o si no cuelga un angelito de plata lleno de lazos de su cuna... pero sí le afectará que su madre se estrese por tenerlo todo perfecto.
- Esterilizar la vida de tu hijo hasta que empieza a andar. Las primeras semanas de vida hay que extremar la higiene, pero después debemos dejar que los niños desarrollen su sistema inmunitario. La limpieza es imprescindible, pero es suficiente con una buena higiene.
- Darle demasiada importancia a las opiniones ajenas. No sé porqué, todo el mundo tiende a opinar sobre la maternidad de las demás. Está la liga pro-teta y las entusiastas del biberón, los del baño diario o días alternos, las niñas con o sin pendientes, los carritos de paseo o los portabebés, los pañales desechables o los de tela, toallitas húmedas o agua y jabón, Estivill o González, cuna o colecho, raparle la cabeza para que le crezca el pelo fuerte o dejarle los rizos, cogerle en brazos o no, dormir en absoluto silencio o no aislarle de los sonidos cotidianos y un largo etcétera. Y opinan todos: tu madre, la suegra, los amigos, las vecinas, las enfermeras, las cajeras del supermercado, las blogueras... ¡Pues no! Salvo que esté científica y empíricamente demostrado lo contrario, la única que está en posesión de la razón es la mamá de “ese” bebé concreto. Nadie va a procurarle mejor el bienestar que tú, y tus decisiones serán las correctas guiadas por tu incondicional amor de madre.
- Estresarse por ser perfectas. La perfección no existe, pero el instinto maternal es innato y natural, es espontáneo y debes fiarte de él. La mayoría de las mujeres somos perfectamente capaces de criar a nuestros bebés incluso en soledad. Las mujeres somos fuertes y luchadoras, capaces de salir adelante en las circunstancias más adversas... así que la crianza de nuestro bebé, que es una experiencia preciosa y agradable no será ningún problema.
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