Hoy
es 8 de marzo, conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Lo
primero que se me viene a la cabeza es que a estas alturas del siglo
XXI resulta increíble que todavía tengamos que seguir luchando por
conseguir la igualdad social y laboral de géneros.
Sí,
es cierto que los avances en paridad durante el último siglo han
sido grandes, y tenemos que agradecerles a todas nuestras antecesoras
sus esfuerzos por lograr que la participación de la mujer sea
igualitaria con la del hombre y que tengamos las mismas
oportunidades, pero resulta asombroso que eso tenga que ser así, que
sea necesario “demostrar” y “luchar” por algo que debería
haber sido siempre obvio y evidente.
Somos únicas e irrepetibles, variadas, diferentes, igual que el resto de los seres vivos.
Tenemos
cualidades y defectos, ambiciones e ilusiones, igual que los hombres.
Somos
madres, capaces (si nos dan la oportunidad) de conciliar nuestra vida
laboral y familiar y sacar matrícula de honor en ambos campos, igual
que lo son los padres.
Y
sin embargo, tenemos que reivindicar nuestros derechos y nuestro
papel en la sociedad, y reclamar obviedades en las que no debería
hacer falta insistir porque son cuestiones de sentido común, y por
ello exijo:
- Que el sueldo no esté vinculado al género.
- Que ser mujer no sea un handicap a la hora de acceder a un puesto laboral.
- Que todos los seres humanos participemos por igual en las labores del hogar.
- Que los padres asuman las mismas responsabilidades familiares que las madres.
- Que se dejen de oír expresiones machistas cuando conducimos, cuando hacemos deporte, cuando bailamos... cuando vivimos. Quiero ver a más mujeres al volante del coche llevando a su pareja como copiloto.
- Que los medios de comunicación dejen de emitir programas, películas, anuncios, etc. que hagan cualquier tipo de discriminación sexista.
- Que más allá de la paridad en las listas electorales se exija paridad en cualquier ámbito de poder público.
- Que a las madres que acudimos a cualquier lugar con nuestros hijos no se nos acuse de molestar y se nos abran las puertas.
- Que se elimine el machismo del mundo de los negocios (soy mujer, emprendedora, y me he visto en situaciones francamente desagradables)
- Que nadie mire mal a una mujer que no lleva tacones ni maquillaje, porque si un hombre puede salir a cenar con la cara lavada, la barba de tres días, unas zapatillas deportivas y un vaquero desgastado, entonces yo no tengo porqué depilarme para la ocasión ni ponerme minifalda.
- Quiero ver más mujeres en las fuerzas de seguridad del Estado, y a más hombres dando clase en las escuelas infantiles.
- Y quiero dejar de sentirme continuamente evaluada, como si tuviera que demostrar en todo momento mi valía...
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