Al igual que las
personas nos preparamos físicamente para practicar algún deporte,
también debemos entrenarnos en el desarrollo de emociones
positivas, que son tan relevantes para nuestra salud como la
práctica de actividad física.
Una herramienta cada
vez más en auge son los talleres de risoterapia, pero esa es una
actividad puntual que no siempre está al alcance de todos... está
bien asistir y disfrutar del momento, pero lo que realmente mejorará
nuestra calidad de vida es entrenar las emociones positivas de toda
la familia o de nuestros alumnos en nuestro día a día.
No se trata de hacer un
taller de larga duración, sino de aprovechar pequeños momentos para
centrarnos en experimentar y disfrutar de las sensaciones.
Yo suelo aprovechar
algún rato en que sienta que hay un clima adecuado para reírse, en
el que vea que los niños están receptivos, para proponerles o
iniciar de forma espontánea algún juego con una dinámica clara e
instrucciones sencillas.